En la Santa Misa, que fue transmitida por Radio la Voz de la Costa y a través de la plataforma Facebook: PJ Diócesis de Osorno, acompañó y animó el canto de la Eucaristía el Taller Folclórico Lagos del Sur, grupo musical desde el cual cuatro integrantes bailaron un pie de cueca al término de la eucaristía.

“¿Qué pedir para Chile este día en forma especial?” se preguntó el obispo Jorge al iniciar su homilía, y dijo “hay que pedir siempre, insistentemente, sin dejar de perseverar que sea un país que agrade a Dios, por aquellas cosas que el mismo Señor nos dice en su Palabra, y una de las primeras es la Justicia, la caridad y el amor”.

Explicó, que como bien se sabe el primer mandamiento es el amor a Dios, lo que significa “respeto, reconocimiento, solidaridad, misericordia. Que siempre podamos distinguirnos por el amor a Dios, el cual está muy estrechamente unido al amor al prójimo. ¿Qué pedir de Chile entonces? Que seamos un país más fraterno, más de hermanos, una familia”.

Lo Importante es hacer el bien y ser inclusivos

Respecto de la primera lectura (Núm. 11, 1617. 24-29) y el Evangelio (Mc 9, 38-43. 45. 47-48) para este Día de la Oración por Chile, el obispo destacó la gran enseñanza del Señor que actúa dónde, cuándo quiere, e inspira a las personas para que hagan el bien, “lo importante es hacer el bien y más aún cuando el bien se hace en nombre de Jesús porque lo reconoce como Dios. ´No se lo impidan´, dice el Señor. Jesús nos está enseñando a ser más inclusivos, a reconocer su acción más allá de nuestros límites”.

También aseguró que hoy lo que el Hijo de Dios, “nos quiere decir es que, si hay algo malo en nosotros, tenemos que cortarlo. Corta el mal comportamiento, lo que causa daño a los demás, deja de hacer el mal. Es una palabra contundente y muy radical de conversión de fondo, porque el mal obrar, la injusticia, cuando causamos dolor a los demás, excluye y nos puede marginar a nosotros mismos”.

De la segunda lectura (Sant 5, 1-6) monseñor Jorge Concha destacó el valor que la comunidad le da a los “pobres en general, quienes siempre tienen un lugar fundamental en la predicación de Jesús y debe estar presente también en toda la comunidad, en la parroquia, en la Iglesia”.

“¿Qué pedirle a Dios en este día en que rezamos por Chile?, y ¿Qué pedirle a la Santísima Virgen? que como Iglesia sepamos acoger, que sepamos reconocer la presencia de Dios, que sepamos dialogar siempre y echar abajo las barreras que nos separan, y de ese modo poder ayudar de mejor manera a nuestra Patria desde la fe, en un momento y en una situación de mucha dificultad, de mucha violencia, de mucho desentendimiento”, añadió.

Chile sea una comunidad más agradable a los ojos de Dios

También, compartió lo doloroso que es lo ocurrido en Iquique con un grupo grande de migrantes; “estamos pidiéndole a Dios por Chile, y un grupo de personas quemó las cosas a la gente pobre. Si no fuera porque están tan mal en Venezuela, no vendrían aquí caminando kilómetros y kilómetros, exponiendo su vida. Hubo una manifestación para exigir que todas nuestras autoridades, nuestros dirigentes busquen soluciones a los problemas, pero terminó con esta dolorosa acción”.

Otra petición importante en este día para todos y todas es que “no nos traspasemos la responsabilidad unos con otros, alguna cuota de responsabilidad tenemos que asumir, pero sobre todo nuestras autoridades, para que el Señor les de inteligencia, les de sabiduría, les dé capacidad para encontrar soluciones a los tantos problemas que nos aquejan como sociedad y que María Santísima interceda por todos nosotros”.

“Si la palabra de Dios que de tantas formas nos invitan a ser más justos, más fraternos, más misericordiosos unos con otros, que nos ayude también el hecho de que nuestros pueblos, nuestro país está hecho de migrantes, de migraciones en distintas épocas. Somos todos un poco peregrinos”, agregó el obispo Jorge.

Finalmente dijo: “Queridos hermanos y hermanas, que el Señor nos sostenga con su espíritu y nos haga perseverar en todo aquello que nos construye verdaderamente, y que nos edifique como personas, como sociedad que nos hace crecer como una verdadera familia. Hay que perseverar en eso, y que aleje de nosotros todo sentimiento de exclusión, toda injusticia, toda violencia y así nos haga ser una comunidad más agradable a los ojos de Dios”.