En su homilía, desde la parroquia San Mateo Apóstol, el Obispo Jorge Concha Cayuqueo, a través de Radio La Voz de la Costa y el facebook PJ Diocesana, transmitió su saludo a todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro país y de nuestra provincia, especialmente a quienes se desempeñan en el ámbito de la salud, que nos “están dando un gran testimonio de la importancia del trabajo, del hombre y de la mujer en el bien común, con su lucha para superar la adversidad con tanto tesón en la auténtica primera línea por la vida”.

También destacó la labor de los “recolectores de basura, a quienes cuidan a los demás, a quienes trabajan en casas particulares, en fin”, y enfatizó que “Jesús es el hombre del trabajo, Él trabajó con sus manos, fue artesano, al igual que José de Nazaret. Jesucristo en sus parábolas sobre el Reino de Dios, se refiere constantemente al trabajo humano, habla del pastor, del labrador, del médico, del sembrador, del dueño de casa, del siervo, del administrador, del pescador, del mercader, del obrero, del temporero, de los estudiosos, y podemos agregar tantos más”.

Enfatizó que en este tiempo de pandemia que amenaza el cierre de tantas fuentes de trabajo y la pérdida de este “son una verdadera tragedia para muchísimos trabajadores, hombres y mujeres de los más diversos procesos productivos y de servicios. La situación que ciertamente es grave, al mismo tiempo deja al descubierto, una y otra vez, las fragilidades de todo nuestro sistema económico, y una de esa es la desprotección del trabajador”.

Sabemos que “el trabajo dignifica a la persona, es lo que le permite alcanzar los estándares de una vida digna”, señaló el obispo de Osorno, y explicó que resulta difícil para una sociedad como la nuestra alcanzar estos básicos, pero trascendentes desafíos, y esta situación que estamos viviendo, puede significar un gran “colapso en tantas metas: la educación, la salud, la vivienda, que son desafíos, aspiraciones, todavía para muchos, y puede significar un verdadero retroceso y un severo golpe a las esperanzas de quienes con tanta dificultad, al menos en algunos sectores, las habían logrado”.

“Y vale recordar queridos hermanos, la prioridad del trabajo como un principio. Este principio se refiere al proceso mismo de la producción, frente a los demás factores, frente al mismo capital. En la Biblia y en el texto que escuchamos en el Génesis, se dice que Dios puso todo a disposición del ser humano para que sea siempre un buen administrador de todos los recursos que hay en el mundo, sin embargo, hay recursos, que no pueden servir al hombre, si no es mediante el trabajo”, agregó monseñor Jorge.

Este tiempo, es intenso y fuerte, de mucha consistencia, y por lo mismo, “de mucha enseñanza, y ojalá no lo desaprovechemos (…) que no sea un paréntesis solamente, por doloroso que sea, que no sea un tiempo perdido, como a veces pasa con lo que sucede en nuestras historias, personales y colectivas. Es un tiempo que nos pone y nos debe poner frente a nosotros mismos y frente también a nuestras opciones y elecciones, los criterios que consideramos valores de nuestra vida y aquellos pilares que están en el centro de ella”, continuó.

También dijo que ante la crisis de hoy aparece lo mejor de cada uno: el amor a la familia, a la vida, a la salud, pero también “aparece el miedo, el deseo de seguridad, y muy unido al miedo, también aparecen, las diversas y variadas formas del egoísmo entre el ser humano, los sentimientos y actitudes, por ejemplo, de discriminación, de los cuales hemos sido testigo en diversas partes de nuestro país y también del mundo”, agregó.

“El auténtico amor a la vida, a la familia, a la nación; a la salud, jamás serán un obstáculo para el amor al prójimo, para el amor a los demás. El amor al prójimo no es solo un sentimiento, es una actitud, es cercanía concreta, real, es empatía, es compromiso y es acción. Jesús nos enseña todo eso, y siempre podemos aprender de Él. El otro es y siempre será una persona, no importa por las circunstancias que atraviese. En tiempos como el que vivimos, esta premisa fundamental debe ser fortalecida en nuestras convicciones y sobre todo en los cristianos, y en los cristianos católicos”, aseveró el obispo Jorge.

“El otro es una persona humana como yo, con tal dignidad, que debe ser siempre reconocida, que no depende de mí”, señaló y aseguró que “Dios le ha dado la dignidad, y a cada uno de nosotros le corresponde solo reconocerla, respetarla, promocionarla, como yo espero que me la reconozcan y me la respeten. Lo que mejor corresponde, sobre todo a los cristianos y ojalá, en todo el mundo, es la solidaridad. Este es un tiempo de solidaridad”.

“Queridos hermanos y hermanas trabajadores, que la sociedad y sus instituciones, reconozcan una vez más, la grandeza del aporte de cada uno por su dignidad de personas, por la justicia frente a sus necesidades y derechos, por el aporte y contribución a los desafíos comunes. Que estos tiempos difíciles, no sean un obstáculo para avanzar en sus derechos y en la justicia, lo que se logra cuando en los constructores de la sociedad están bien asentados los valores que salvaguardan el bienestar de las personas, cuando está bien aceptado el sentido de justicia que debe darse en la sociedad, especialmente cuando se vela por los más débiles, y sentido de caridad, y de jerarquía de los valores humanos y cristianos”, aseveró el obispo de Osorno.

“Que el Señor bendiga en este día a todos los trabajadores, hombres y mujeres, especialmente por su gran contribución al bien común, más aún en este tiempo difícil que vivimos”, finalizó su mensaje monseñor Jorge Concha Cayuqueo.