Noticias



Diócesis de Osorno dio gracias al Señor por el don de Alberto Hurtado para Chile

Miércoles 19 de Agosto, 2020

Con una sencilla y solemne eucaristía, la Iglesia osornina celebró un nuevo aniversario de la pascua del Santo Chileno.

“Hoy le damos gracias a Dios por el Don para Chile del padre Alberto Hurtado”, dijo el Obispo Jorge Concha Cayuqueo al iniciar la santa misa, e invitó a la asamblea que vivió el momento a través de Radio La Voz de la Costa y la plataforma facebook del Colegio San Mateo y la Pastoral Juvenil Diocesana, a pedirle al Señor un corazón siempre solidario para toda la Iglesia, en todos sus tiempos.

Junto al pastor de la Diócesis de Osorno, quien presidió la eucaristía, concelebraron los sacerdotes Jesuitas de la Compañía de Jesús, padre Cristian Contreras y el padre Nelson Peña, quien entregó la homilía, en la que destacó la vida y obra de San Alberto Hurtado y pidió al Señor que el mismo espíritu que movió “a este hombre de Dios, nos mueva a nosotros a poner manos a la obra para construir una sociedad más humana, fraterna, inclusiva y solidaria”.

Al iniciar su mensaje, el religioso dijo que el santo chileno murió el 18 de agosto de 1952 “y en la misa de su despedida, en la homilía, presidida por monseñor Larraín, él dice que el paso de Alberto Hurtado fue el paso de Dios por esta tierra”, y preguntó; “¿quién es este hombre a quien hoy día, no solo la Iglesia chilena sino en todos los altares, veneramos como nuestro Santo”.

Entonces hizo memoria del nacimiento del fundador del Hogar de Cristo y de la Revista Mensaje, en el año 1901 en Viña del Mar, y relató que junto a su hermano Miguel, su papá Alberto y su mamá Ana, formaron una familia que también pasó por muchas dificultades y dolores profundos. Al morir el padre, debieron cambiarse de ciudad a Santiago para vivir como allegados junto a unos familiares.

Entró becado al Colegio San Ignacio, y comenzó su formación académica, posteriormente ingresó a la universidad, donde estudió Derecho. “Alberto Hurtado entró a la Compañía de Jesús en 1923 y después de largos años de estudios en Chile, en Argentina, en España y en Bélgica, vuelve nuevamente a su patria a finales de 1935”, añadió el sacerdote Jesuita.

“Al volver, él profundiza su mirada en la realidad y ve cómo se han ido acentuando, en el contexto que le toca vivir, grandes dolores de las personas, especialmente de centenares de hombres y mujeres que no tenían lo básico para comer. Desde esa mirada genera una reflexión y va poniendo por escrito esa percepción que él tiene de la realidad”, agregó.

Destacó que “dentro de los temas que tocan su corazón y que le duelen profundamente, tiene que ver con el analfabetismo de ese tiempo. Se calcula que cuando Alberto Hurtado escribió ¿Es Chile un país católico? el año 1941, el 20% de la población era analfabeta. También le dolía la situación de centenares de familias que no tenían un techo donde vivir tranquilamente y formar sus familias”.

“Él decía en ese entonces que faltaba en Chile aproximadamente un millón y medio de viviendas, y eso le dolía hondamente. Se escandalizaba también ante el trato inhumano de muchas personas que trabajaban, obreros, sueldos injustos, malos tratos, le dolía también la tristeza del pueblo pobre,  y algo que lo cuestionaba profundamente era saber que lamentablemente la Iglesia se había alejado de los obreros, se había alejado de los pobres, eso lo cuestiona, eso le duele, eso no solo lo reflexiona sino que  también lo comunica, el no solo ve la realidad y el dolor de tantos, sino que siente ese dolor y lo hace propio, y frente a ello se pregunta una y otra vez ¿qué querrá Dios de mí?, ¿qué haría Cristo si estuviese en mi lugar?”.

Señaló que también “estamos invitados a abrir nuestros ojos a esta realidad, y darnos cuenta de que nosotros convivimos inmersos en medio de tantos dolores, basta mirar lo que nos mostró el estallido social, personas con pensiones muy indignas, personas humilladas laboralmente, que carecen de las mismas oportunidades en la salud y en la educación”.

Continuó su mensaje el padre Nelson; “Si miramos las consecuencias que ha traído esta pandemia, también puedo ver el dolor de cientos de miles de personas que se han contagiado con el Coronavirus, el dolor de cientos de familias que han llorado la partida de seres queridos, y esta crisis no solo ha sido sanitaria sino también social. Sabemos de muchos hermanos nuestros que han perdido su trabajo, que han perdido sus fuentes laborales y que se han visto menoscabados también en ese derecho tan propio de tener un trabajo y un sueldo digno”.

“Siguiendo el ejemplo de Alberto, estamos invitados a mirar de frente a esta realidad y no darles la espalda a los problemas de las personas. Hoy queremos pedirle al Señor no solo ver esta realidad, sino sentirla profundamente y preguntarnos también nosotros ¿qué nos querrá decir Dios personal y comunitariamente?, ¿qué nos querrá decir Dios como Iglesia y como sociedad en este tiempo?, ¿qué haría Cristo si estuviese hoy día en nuestro lugar?”, enfatizó.

Alberto, “se quejaba por ese cristianismo que no toca la realidad y nos dice en una de sus cartas:  el gran enemigo de Cristo en Chile es la apatía, la intolerancia, la superficialidad con que se miran todos los problemas. Un espíritu materialista nos ha invadido, eso lo decía en la década del 40, que palabras más actuales también para nosotros”.

Ojalá el testimonio de este santo de la Iglesia chilena, también nos interpele a cada uno de nosotros, llamó el padre Nelson y dijo “para formar una sociedad distinta, para preguntarnos honestamente; ¿Qué es lo que Dios nos está pidiendo?, y poner manos a la obra para no quedarnos solo en buenas intenciones”.

Y destacó las palabras del legado que nos dejó Alberto Hurtado; “Este es mi último anhelo: que se haga una cruzada de amor y respeto al pobre, porqué el pobre es Cristo. Cristo desnudo, Cristo con hambre, Cristo sucio, Cristo enfermo, Cristo abandonado, ¿Podemos quedarnos indiferentes? ¿Podemos quedarnos tranquilos?”.

Enfatizó en que la “opción de Alberto Hurtado es el Evangelio, que el Evangelio nos muestra que Jesús se identifica especialmente con los que sufren, con los pequeños. Que el Señor nos regale la gracia de crecer en sentido social, arraigado desde el Evangelio y que nos ayude como le ayudó a Alberto a transmitir esta esperanza también a las nuevas generaciones”.

El padre Alberto Hurtado, “le decía a todos aquellos que tienen responsabilidades sobre otros, y nos dice a cada uno de nosotros: ´no nos cansemos de inculcar a los jóvenes que se interesen generosamente por el bien de Chile, oportuna e inoportunamente, esta idea: que nada grande podrán hacer si primero no se transforman ellos mismos en cristianos integrales, en hombres que vivan plenamente a Cristo y que aspiren a vivir la vida como la viviría Cristo si estuviese en mi lugar´”.

“Que el espíritu que movió a este hombre de Dios nos mueva a nosotros a poner manos a la obra para construir una sociedad más humana, fraterna, inclusiva y solidaria. Alberto Hurtado, ruega por nosotros”, finalizó su mensaje el padre Nelson Peña S.J.

 

Dirección Obispado de Osorno: Av. Juan Mackenna 980, Osorno.
Teléfono: 64 2 338600
E-mail: osorno@episcopado.cl
E-mail prensa: comunicacion_osorno@iglesia.cl