En distintas comunidades de la ciudad de la cordillera y de la costa, se festejó la Divina Misericordia del Señor, de manera especial en los templos Espíritu Santo, donde cada año se realiza la corrida de Cuasimodo y que este 2021 debió ser suspendida con motivo de la pandemia que vivimos, mientras las capillas “Testigos de la Divina Misericordia”, perteneciente a la parroquia El Buen Pastor, y “Jesús Misericordiosos” de la parroquia San Leopoldo Mándic celebraron su fiesta patronal.
En este contexto celebrativo el padre Felipe Fernández destacó que en este día “Jesús vuelve a decirnos que está vivo, viene nuevamente a enseñar”, y explicó que ante todo está la gracia, el amor y la misericordia de Dios, y aseguró que día a día necesitamos hacer vida esta misericordia del Señor, “y nosotros tratamos en nuestra comunidad de cumplirlo, a través del Comedor Mateo 25 y las diversas actividades que llevamos a cabo entre todos”.
En tanto que el padre Adán Lugowski, párroco de la comunidad dedicada al Espíritu Santo, en su reflexión de este Domingo de la Divina Misericordia, aseguró que, para creer, al igual que Santo Tomás, “muchas veces necesitamos también ver y tocar”, y explicó que por ello, el Señor envió a Santa Faustina a dibujar su imagen misericordiosa que, “desde la oscuridad, desde la muerte emerge lleno de luz, resplandeciente”.
Enfatizó el religioso, en torno de la Fiesta de Cuasimodo, que “es una obra de misericordia cuando alguien visita a un enfermo, y Jesús nos pide hacer obras de misericordia en nuestras vidas siempre, y si no puedes con obras, que sean misericordiosas tus palabras, y si no es posible de ese modo, entonces puedes rezar. Somos llamados a ser testigos de la Misericordia del Señor, porque cuando alguien te ve realizando esas obras misericordiosas, entonces ve a Cristo, porque tú eres cristiano”.
En tanto que, el obispo Jorge Concha Cayuqueo, en la misa de vísperas del segundo Domingo de Pascua, dijo que siempre la Iglesia celebra este día de la Misericordia del Señor, pero el Papa Juan Pablo II quiso dedicarlo “para alabar, bendecir y dar gracias a Dios por su eterna misericordia, misericordia que fue lo que movió al Padre a enviarnos a su Hijo, y permitió el paso de Jesús de la vida a la muerte y de la muerte a la vida para que nosotros tengamos vida y también resucitemos, todo es obra del amor de la misericordia de Dios”.
Por eso, continuó su mensaje, es un domingo especial “para agradecer esa gran y eterna misericordia que perdura, que estará siempre, y es lo que también a nosotros nos permitirá alcanzar las promesas de Cristo Resucitado: Para que ustedes tengan vida, la cual ya tenemos, y para que alcancemos esa vida eterna. Es la misericordia de Dios la que hace posible esta bendición para todos nosotros”.
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