De manera previa al Banquete Eucarístico, el ahora pastor de dicha iglesia local vestido con su hábito franciscano, hizo su profesión de fe en la sacristía, para luego dirigirse al atrio del templo Catedral, donde representantes del pueblo Mapuche realizó su rogativa, y el nuevo obispo de Temuco después de besar la Cruz, en medio del aplauso de los fieles presentes, asperjó agua bendita sobre la asamblea en su paso hacia el presbiterio, donde junto a sus hermanos de ministerio y el Pueblo de Dios hicieron un momento de adoración al Santísimo Sacramento.
La procesión de acólitos, diáconos, sacerdotes y religiosos, obispos y arzobispos, fue recibida al inicio de la Santa Misa con el canto del coro, dando paso pronto a al saludo del arzobispo de Concepción arzobispo Fernando Chomali Garib, a la lectura de las Letras Apostólica o Bula Papal, a las palabras de saludo al nuevo obispo de la Diócesis de Temuco de parte del clero y la comunidad diocesana.
Después de la Liturgia de la Palabra, el obispo de Jorge inició su homilía con frase “El Señor es mi Pastor nada me puede faltar”, y explicó es una expresión de reconocimiento “y de confianza al único Pastor de nuestras vidas, como personas y como comunidad, en Jesucristo el Señor. Reconocimiento de Dios y confianza en Él. dos aspectos que espero no falten en mi servicio ni en la vida de Pueblo de Dios aquí”.
Instó a los presentes a hacer oración por las vocaciones sacerdotales, diaconales, religiosas y religiosos, también para que “nos dejemos renovar constantemente por el Espíritu Santo para llevar adelante los desafíos en este servicio encomendado, y haga fecundo nuestro caminar. Unidos, el Pueblo de Dios, su Pastor y todos sus ministros, en el pedir, en el servir, en el sufrir si es necesario, y sobre todo en el amor”.
“Este encargo y todo lo que implica, lo llevaremos adelante lo mejor que podamos y siempre con la ayuda de los dones del Espíritu y su gracia”, añadió y dijo que en el actual concepto social inquieto donde se relacionan los hechos, “y sobre los cuales hay muchas miradas y expectativas en sus numerosos actores, la Iglesia, según su naturaleza y su vocación estará para servir. Me atrevo a decir, servir al diálogo y al reconocimiento es fundamental, necesario y urgente, y al que ojalá todos pudiéramos sumarnos”.
Enfatizó que “todo lo que favorezca reconstruir confianzas y permita descubrir nuevas posibles miradas de la realidad, puede ser de gran ayuda. A lo que no podemos conformarnos, es caer en un espiral desencuentros, y a seguir en una espiral de violencia, no podemos rendirnos a la idea de que ya no se puede más, que ya no hay más posibilidades. Eso sería una derrota de la razón y del amor”.
“La creatividad del ser humano es enorme y puede ser insospechadamente ingeniosa, más aún cuando con humildad, la asociamos a la infinita grandeza de Dios, el sumo bien, en quien confiamos y esperamos”, afirmó, y añadió que “como Iglesia, como podamos estaremos presentes, activos, positivos, esperanzados y aportando desde loa valores del Reino de Dios, para ayudar a levantar la mirada, para apoyar toda posible iniciativa o vuelco en favor de la paz, de la justicia, de la fraternidad y en favor de un progreso humano integral y de un trato más amigable hacia la hermosa Creación”.
“A mi pueblo Mapuche, sus anhelos son los míos, su historia también es mi historia, no exenta de injusticias y sufrimientos. Todavía las huellas de los sucesos pasados siguen abiertas y clamando por justicia, por respeto, por paz, por derecho a vivir con dignidad y esperanza. El reconocimiento en toda su amplitud es fundamental para seguir dando pasos, y este reconocimiento debe ser de unos y de otros, de todas las partes para que haya diálogo, y podamos acercarnos a la necesaria unidad”, aseveró el obispo Jorge.
Aseguró que “para nosotros, el límite será en único camino posible para los cristianos, los caminos y los medios de la paz. renunciar a los caminos de la paz, en este siglo, después de tanto aprendizaje doloroso que nos da la historia universal y nacional sería una derrota de la razón, de los humanismos y sería insostenible desde nuestra fe”.
“A todos los hermanos y hermanas de esta querida diócesis, espero ser pastor de todos y para todos, sin excluir ni privilegiar. En nuestra diócesis hay una gran variedad de procedencias y diversidad cultural que a todos nos enriquece: la gran población Mapuche, muchos descendientes de inmigrantes llegaron de diferentes latitudes, especialmente de Europa, y en los últimos años se han sumado hermanos de países latinoamericanos”, aseveró.
Continuó su homilía, “Nuestra Araucanía es rica en mestizaje racial y cultural, y hoy todos somos chilenos. Espero ser un hermano y pastor de todos. Saludo con afecto fraterno a los hermanos y hermanas de nuestras comunidades, tantas urbanas y otras tantas de los hermosos campos de nuestra Región, desde la costa allá en Nehuentúe hasta la cordillera en Lonquimay. De sur a norte, saludo a los hermanos sacerdotes, a los diáconos, a las religiosas, a los religiosos, a quienes son de diversas asociaciones, a los voluntarios y voluntarias en tantas organizaciones de nuestra Iglesia”.
“Yo me debo a ustedes, Pueblo de Dios, me veo para ustedes, con ustedes y entre ustedes, y todos, para quien es la Puerta y Buena Pastor de nuestras vidas, que nos alimenta para que tengamos vida en abundancia”, añadió, y aseguró que “estoy aquí para seguir haciendo el camino de la fe, , hasta ayer en la querida Diócesis de Osorno, ahora junto a ustedes que son mi pueblo de un modo tan decidor porque además aquí están mis raíces, y estoy aquí para ser su servidor.
“Pidamos al Padre la unidad y la comunión y que todos las cultivemos. Dios nos ayude a caminar juntos y a darnos frutos que Él quiere”, enfatizó el obispo de Temuco.
Antes de finalizar la Santa Misa, el Pastor de la Iglesia de San José, agradeció su presencia al nuncio Apostólico en Chile, Monseñor Alberto Ortega Martín, a su padre Jenaro Concha y a su madre, Rosario Cayuqueo por la fe transmitida. A su hermano Walther, a su esposa y sobrinos por haber asistido a la celebración, y a su familia espiritual de la Orden Franciscana a la cual “siempre llevo en el corazón”.
También extendió sus agradecimientos a las autoridades civiles. el alcalde de Temuco, a los honorables: senadores y diputados que acompañaron en la fiesta eucarística, a sus amigos de Santiago que lo acompañaron, a todos y cada uno de los obispos y arzobispos que llegaron desde distintas diócesis de Chile para festejar la Santa Misa en que asumió su nueva misión encomendada.
“Quisiera también nombrar, muy agradecido a la delegación que vino de Osorno, y a los hermanos sacerdotes que me acompañan aquí”. finalmente dio gracias a todas las comunidades que estuvieron presentes en dicha celebración, y “a nuestros hermanos en la fe, y también representando a este gran pueblo Mapuche que están presentes”.
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