Hasta el templo parroquial llegaron familias vulnerables, y personas en situación de calle, quienes de lunes a sábado asisten a la obra creada en la parroquia Jesús Obrero a mediados de los años 80, por el padre Remo Pistrín, sacerdote belga perteneciente a la Orden de Hermanos Capuchinos. También estuvieron presentes las voluntarias del comedor.

En su mensaje, el párroco, padre Felipe Fernández, hizo recuerdo de la motivación de esta fiesta a los pies del Altar del Señor, y dijo: “Un día como hoy falleció el padre Alberto Hurtado, y de un modo especial su figura nos hace pensar en la solidaridad, y hoy también celebramos el Día de la Solidaridad en memoria de él”.

Añadió que en dicha comunidad parroquial tratan de ser solidarios y vivir el concepto con cosas concretas como lo es el comedor, y hoy “estamos aquí porque estamos recordando al padre Alberto Hurtado, quien fue un seguidor de Jesús, y todos los que estamos aquí, todos los que somos parte de nuestro comedor Mateo 25 somos seguidores de Jesús, y Él nos invita a ayudar a los demás”.

También se refirió al Evangelio del día (Mt, 19, 3-12), y dijo que debido a su contexto “en que nos habla del divorcio, de la mujer, de su esposo, de los que pelean, aparentemente no tiene nada que ver con nuestro tema de la solidaridad, pero sí que tiene que ver, porque a veces nosotros pensamos y decimos: ´esta persona se equivocó´, ´este es así o de este modo, y no puede acercarse a Dios, o Dios no lo quiere´, pero eso no es así. Dios nos ama a todos y nos ama como somos”.

“Nosotros no somos como Jesús, pero tratamos de vivir un poco de eso aquí, de lunes a sábado, cuando abrimos las puertas de nuestro comedor, y hoy de un modo especial agradecemos a las voluntarias y voluntarios que nos acompañan, y que hacen posible también este espacio; las ´tías´ que a ustedes les preparan el alimento”, añadió.

Al terminar la celebración eucarística, después de la fotografía final, los “sobrinos” se dirigieron al comedor, donde tomaron su lugar, y después de la oración que hizo el diácono Carlos Barría, las voluntarias sirvieron el almuerzo a los comensales.