La intensa e interesante segunda jornada de este año 2023, enmarcada en la Misión Diocesana, se inició con la intervención del padre Francisco Triviño, Decano del Decanato Rahue, quien habló a los presentes de la importancia de ser sembradores del mensaje de Jesucristo, y acercar a los hijos a la Iglesia, explicó la distribución de la Diócesis en Decanatos y qué parroquias los componen.

Inmediatamente después, el padre Pedro, inició su ponencia con el desarrollo del Evangelio del domingo 13 de agosto, Mateo 14, 22-33, y dijo que “al igual que Jesús, quien después de alimentar a la gente se quedó en el lugar hasta la noche para orar, para meditar, nosotros también necesitamos tiempo para comunicarnos con Jesucristo, con el Padre, desde la fuerza del Espíritu Santo para poder comprender que también estamos sentados en la barca, y la barca se mueve, y se mueve fuerte”.

“La barca tiene mucho significado por supuesto; la barca de la vida, de la Iglesia, de la familia, del trabajo, y se mueve continuamente, donde uno necesita al otro porque estamos sentados juntos, y no podemos salir de a uno sino con los otros. Los discípulos se dan cuenta que tienen miedo y nosotros también porque la barca choca con vientos en contra muy fuertes, y uno grita porque estamos de noche, solos y mojados; en nuestra Iglesia, en la humanidad, en la familia”, aseguró.

En tales circunstancias, añadió el padre, “nosotros gritamos, la fe nuestra ¿es un fantasma o es verdad? Dios es fuerza, es fortaleza. Sabemos con la experiencia vivida por el pueblo de Israel que Dios nunca está ausente. El Señor había dicho a Moisés: ´mi nombre es Yo Estoy´, donde más problemas hay Él está presente siempre, pero yo tengo que atreverme a decir: ´Señor yo estoy contigo y camino sobre el agua contigo´, eso le quiso decir a Pedro: ´Tú tienes que mirarme a Mí”, y cuando Pedro lo deja de mirar, se hunde y grita, ´Señor no sé qué hacer”.

“Jesús dice: ´Todavía no entiendes que Yo siempre estoy´. Entonces esta es la situación de ustedes y la mía. Estamos sentados juntos en esta barca, y queremos entender cada día más: ´Señor, qué quieres de mí´, porque la fe ustedes ni yo, la tenemos en la mano, la fe es un salto sobre el mundo, es una caminata sobre el agua”, agregó.

Al finalizar su reflexión, el padre Pedro Kliegel inició la ponencia de este taller Bíblico con una “pequeña pedagogía para vivir la Palabra de Dios”, en la cual enfatizó realizar una lectura pausada, “hay que saborearla, rumiarla, meditarla detenidamente, y aplicarla a la vida. La Biblia hay que leerla en primera persona, porque el texto que voy leyendo es para mí, lleva mi nombre”.

También explicó minuciosamente y ejemplificó algunas redacciones presentes en Libro Sagrado, con lo cual recorrió los libros, de las épocas, la historia de Salvación, bajo los títulos: “En el principio existía la Palabra”, “Ni comenzó con el Génesis ni se acabó con el Apocalipsis”, “El método de las Formas y de las Tradiciones”, “En el Antiguo Testamento”, “En el Nuevo Testamento”, y “Descubrir la Realidad”.

La asamblea, con la Biblia en mano, buscó cada cita bíblica que durante su ponencia el padre pidió que leyeran, y las profundizó haciendo partícipe a los presentes. También desarrollaron juntos los ejercicios encomendados para el momento, y luego el sacerdote diocesano, compartió y detalló las “Siete condiciones físico-Espirituales del Peregrino”, y dejó tarea a los agentes de pastoral y catequistas, respecto de “El Profeta Isaías y las 10 Promesas: Capítulo 8, 1-23”.

Al concluir la ponencia en esta jornada, el padre Francisco Triviño, párroco de la comunidad dedicada a Jesús Obrero, agradeció la voluntad y disposición del padre Pedro Kliegel para exponer en esta jornada, a todas las personas que hicieron posible la realización del Taller Bíblico, a los parroquianos de las distintas comunidades que asistieron: Jesús Obrero, San Leopoldo Mandic, El Buen Pastor, San José, Espíritu Santo, y del Santuario Nuestra Señora de la Candelaria.