Al iniciar la actividad, los presentes con gran solemnidad se pusieron de pie para cantar el Himno Nacional, e inmediatamente después el diácono Carlos Barría Licandeo, Coordinador del comedor junto con guiar la oración, agradeció y destacó el trabajo que realizan mujeres y hombres que “por cinco horas dejan su hogar para acompañar y servir a los más necesitados”.

Cada día llegan los beneficiarios, con diversos estados de ánimo, y “aquí se les acoge a todos los sobrinos y sobrinas, y se les sirve un exquisito plato de comida, y sabemos que no es un solo plato, sino que se repiten una, dos o tres veces, después llevan, y con el amor con que los bienhechores nos hacen llegar los abarrotes, y con el amor y servicio que ustedes, los y las voluntarias, les entregan podemos atenderlos a todos”.

En la oportunidad también el Administrador Diocesano, padre Cristian Cárdenas Aguilar se sumó a las palabras de gratitud para el equipo del voluntariado, y dijo que “son palabras de gratitud que se extienden durante todo el año, porque quienes vienen al comedor Mateo 25 por un plato de comida, también reciben compañía, se les atiende, se les acoge y se sienten parte de una sociedad que muchas veces es muy dura con ellos sobre todo, una sociedad que no los incluye, pero que si buscamos, por medio de la parroquia, la Iglesia busca incluirlos, que se sientan parte, y que también son parte importante de nuestra vida, porque por eso se les atiende”.

También resaltó el desprendimiento de las familias de los y las voluntarias, porque “ese tiempo que pasan acá, es generosidad de sus seres queridos. Esta es una cadena de agradecimientos, también agradecer la gestión del padre Felipe, y juntos agradecemos a los bienhechores que hacen posible esto que podría ser un sueño, pero que por esa ayuda conjunta se hace una realidad en beneficio de quienes más necesitan”.

“Todos juntos entonces, podemos decir: gracias, Señor, gracias porque en cada momento está lo necesario para poder atender, para poder seguir adelante con esta obra maravillosa que toma, y le da identidad también a la parroquia, a los grupos parroquiales junto con sus capillas, que se hacen parte de esta hermosa tarea. También a quienes están camino hacia una profesión: Angélica Torres Huiquiruca y Francisca Coñuecar Millalonco, que se hacen parte de esta tarea, de este trabajo y que van conociendo también lo que aquí se va realizando, y lo que aquí se realiza por su puesto es en nombre de Dios”, añadió el padre Cristian.

Por su parte, la hermana Mariela Pérez Gallegos, Sierva de Jesús de la Caridad, “colegas somos en esta labor tan hermosa que ustedes realizan, un buen grupo que no está aquí solo por gusto o porque se les esté pagando, yo creo que están aquí solamente porque Dios les ha llamado a esta misión tan importante, y lo digo muy de corazón, la sociedad no sería igual sin la labor que ustedes están ejerciendo”.

“Las personas que acá se acercan, no serían las mismas sin su trabajo voluntario, de llevarles un plato de comida diariamente a sus mesas, y yo lo sé muy bien, no es solo un plato de comida, detrás de ese plato está la acogida, está el cariño, los sentimientos que, como Iglesia, como cristianos, nosotros solamente sabemos dar. Lo que hacen ustedes, es una entrega muy profunda, es un compromiso, ligado desde el mandato que nos da Cristo: Denles ustedes de Comer (Lc 9, 13), nosotros también lo vivimos en nuestro comedor: Olla Solidaria Santa María Josefa”, añadió.

Por su parte, una representante de cada día, de lunes a viernes, expresaron con alegría sus ideas, sus pensamientos, sus experiencias vividas en el quehacer cotidiano de la preparación de los alimentos, y del compartir la vida con los “sobrinos y sobrinas” y con el grupo de voluntarias y voluntarios que diariamente llegan al comedor Mateo 25, para plasmar su amor al Señor en el servicio que entregan al prójimo.

Finalmente, el padre Felipe Fernández, párroco de la comunidad parroquial dedicada a San Leopoldo Mandic, reiteró la gran gratitud para “todos y para todas, especialmente a quienes dan vida al voluntariado. Yo me vengo a sumar a este carro, porque esto lo armó el padre Remo Pistrín, quien está en Europa, y los hermanos Capuchinos quienes han ido forjando esta historia. Yo, vine a seguir con convicción profunda este comedor”.

“A los y las sobrinas que vienen, siempre hay que mirarlos con dignidad porque en todos lados los tratan mal porque son curados, porque son drogadictos, porque son pobres. Nadie de nosotros está libre, la vida tiene una delgada línea de que en un momento estamos bien, y en otro momento, no sabemos, y aquí muchos llevan sus dolores sus tristezas en el corazón, y también el comedor viene a ser un espacio que nos hace bien a todos”, agregó el sacerdote diocesano.

Cabe destacar que las voluntarias y voluntarios, por día de turno, una a una fue nombrada e invitada a subir al escenario donde recibieron un diploma como reconocimiento a su gran labor generosa y solidaria, además de la sorpresa de un video en que algún familiar de las y los integrantes del voluntariado, enviaron un cariñoso saludo. Este trabajo fue preparado por las estudiantes en práctica, Angélica y Francisca, alumnas de tercer año de la carrera de Trabajo Social de la Universidad de Los Lagos.

En la oportunidad también animaron en dos momentos, con música baile y buen sentido del humor, la Tuna Novata Mixta Bardos Osorno, un grupo de estudiantes de la carrera de tecnología médica de la Universidad Santo Tomás, fundada el 7 de enero del 2020, y que animaron la jornada con talento y dinamismo.

Al término de la jornada, la comunidad presente, junto al equipo del voluntariado del comedor abierto Mateo 25 disfrutaron de un momento de compartir fraterno.