La celebración se inició con el rezo del Santo Rosario, e inmediatamente después todos los hermanos y hermanas, integrantes de los grupos de legionarios presentes en las capillas San Pedro y San Pablo, y en Virgen de Los Pobres, pertenecientes a la parroquia Jesús Obrero, también a los de Nuestra Señora de Lourdes y de la comunidad parroquial Santa Rosa de Lima, de dos en dos, con alegría y sencillez se consagraron de manera individual, a la Madre del Señor. 

Desde la nave central de la capilla lateral del Templo Mayor, en procesión hasta los pies del altar, donde con su mano en el asta del Vexillum, imagen de la Inmaculada Concepción que es el estandarte de la Legión, cada uno y cada una leyó: “Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía, y cuánto tengo tuyo es”.

Al finalizar este momento, el obispo de la Diócesis de Osorno, Carlos Godoy Labraña, quien también realizó dicho rito personal, en nombre de todos los legionarios y legionarias de María presentes en la celebración, realizó la consagración colectiva, y al término al unísono, los presentes hicieron la oración del Magníficat.

Explicó además que este acto público de consagrarse a la Santísima Virgen María, “para poder captar el sentido, comprendiendo lo que significa la palabra Aces, que viene del latín, y que se utilizaba en la jerga propia del ejército romano, significa ejército, pero no cualquiera, sino que era parte del ejército de la legión romana que iba delante del batallón”.

“La primera línea del ejército era el Aces, y es interesante porque también tiene que ver con el tema del cortar, y la primera línea en el ejército iba con escudos que tenían puntas, y la idea era cortar, y de ahí viene el derivado del Acero. Entonces las puntas de los escudos tenían acero que hacían frente al enemigo y cortaban el paso”, agregó.

Añadió que “es muy bonito entender que la Legión de María está llamada a ser la primera línea de la Iglesia, que tiene por su puesto otras armas: la Oración, el Santo Rosario, los servicios o los trabajos en que los y las legionarias hacen tanto bien, especialmente a las personas que más sufren, o sea ustedes se dicen ser los primeros en salir, esto que dice el Papa Francisco, que seamos una Iglesia en salida”.

Aseguró que “la Legión siempre se pensó como una Legión en salida. El espíritu de la Legión es aquella Legión que se atreve a ser la punta de la lanza para romper con todo aquello que amenaza la fe, para defender la fe y la Iglesia con la oración, con el compromiso, con la acción, con la entrega y donación de sí mismos”.

Celebración de la Santa Misa

Al finalizar este momento de consagración a la Santísima Virgen María, se inició la Fiesta Eucarística, donde presentaron algunos signos, en recuerdo del compromiso que conlleva el reciente acto vivido por cada integrante de la Legión de María: la Biblia, el Santo Rosario, el manual legionario, el tessera (instrumento de oración diaria, empleada en las juntas semanales de los grupos legionarios).

También, unidos a la comunidad, pidieron por los enfermos y por aquellas personas que ya partieron a la casa del Padre, y en su homilía el obispo Carlos, reflexionó el evangelio del día y dijo que contiene la razón fundamental de la redención: “tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo unigénito para todo el que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna”, y aseguró que es el “centro neurálgico del Evangelio. El inmenso amor de Dios por nosotros”.

Enfatizó que este mensaje “requiere de una adhesión vital de parte de aquél que abraza la fe, es decir del creyente. No basta simplemente tener claridad que el amor de Dios viene siendo la razón fundamental del Misterio Pascual, sino que requiere la adhesión vital del creyente, es decir la adhesión con el corazón y no solo con la razón”.

Esto no es sentimentalismo; “lejos de ser sentimental la adhesión afectiva a la Palabra del Señor”, aseveró el obispo Carlos, y continuó; “así como las cosas importantes de la vida nos afectan a cada uno de nosotros, cómo no nos va a afectar lo más importante en la vida de un cristiano, que es el amor de Dios”.

En la Iglesia, agregó el Pastor de Osorno, hay algunos modelos como lo son los santos, y también la Virgen María, “su fiat fue un grito lanzado desde el corazón: sí, yo quiero ser parte de tu proyecto de salvación. Que lindo sería que nosotros, desde el corazón, gritáramos nuestras respuestas a Dios”.

Instó finalmente a la asamblea: “Pidámosle a la Virgen María que Ella nos ayude a adherir más con el corazón, y que este misterio central de nuestra fe se vaya incrustando en el interior, para que se haga vida también en nosotros; morir y resucitar también es un desafío de todo cristiano”.