En la fiesta eucarística, que fue presidida por el obispo de la Diócesis de Osorno, Carlos Godoy Labraña; y concelebrada por los sacerdotes franciscanos de la Orden de Hermanos Menores; el párroco Claudio Fábrega Aspé y el Vicario parroquial Eugenio Prado Riquelme, además del diácono Maximiliano Muñoz y los acólitos, quienes donaron su servicio en el Altar.

En la oportunidad, el padre Claudio presentó a los confirmandos y pidió para ellos el Sacramento de la Confirmación al obispo de Osorno, quien en nombre de la Iglesia aceptó con alegría y después de su homilía, y la profesión de fe de los candidatos y la invocación del Espíritu Santo sobre el grupo, uno a uno, jóvenes y adultos, acompañados por sus padrinos o madrinas, recibieron el sacramento de manos del obispo Carlos.

Inmediatamente después, el Pastor de la diócesis osornina, presentó a los veinticuatro nuevos confirmados a la asamblea, donde también estaban presentes padres, familiares y amistades de los hermanos y hermanas que dieron un paso más en el compromiso con Jesucristo, y recibieron un alegre y fuerte aplauso.  

Mensaje del Pastor de la Diócesis de Osorno

En su homilía el obispo Carlos reflexionó en torno a la poca aceptación y a lo poco popular que es, para mucha gente, el “ser católico”, menos aprobación tiene aún el vociferar el deseo de avanzar en el compromiso con la fe de Jesucristo, y poder recibir el Sacramento de la Confirmación, y sin embargo dijo, “cuando uno cree en Jesús y uno está enamorado de Jesús le va entregar la vida sobre todo en los momentos más turbulentos y más difíciles, cuando todo vaya cuesta arriba”.

Por eso, continuó su mensaje el Pastor de la Iglesia de Osorno, “hoy he venido a decirles a ustedes, que bonito y que bueno que hoy se motiven y graben en el corazón al Señor, ese corazón que ciertamente hoy va a ser traspasado por su infinito amor y su infinita misericordia”.

“Este era el punto en que me quería detener e invitarlos a tener confianza en el Señor, a cuidar este gran regalo que hoy día van a recibir y que no me cabe duda, que va a marcar un hito significativo en sus vidas. Ojalá que este día marque un antes y un después en sus vidas y que, a partir de este momento, ungidos por el Espíritu Santo, tengan la valentía de decirle al Señor: yo quiero creer siempre en ti, yo quiero ser siempre un discípulo, siempre un soldado, siempre familia, siempre tu sierva, y ojalá, bendito sea Dios, alguno entrara al seminario o a la vida religiosa”, enfatizó.

San Pablo “tiene que dar vocaciones, y a mí no me cabe duda que en esta comunidad hay chiquillas y chiquillos santos. A Jesús el Señor, todo el honor y la Gloria”, finalizó su homilía el obispo Carlos.