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El Pueblo fiel de Dios en Osorno celebró Jueves Santo

Jueves 09 de Abril, 2020

En profunda reflexión y unidos en oración, los cristianos católicos de la Diócesis de Osorno conmemoraron la institución de la Eucaristía en la Santa Misa que siguieron a través de la radio, y de las plataformas digitales disponibles en la Iglesia local.

La celebración de Semana Santa es la celebración que cada año los fieles recordamos el paso de Jesús entre nosotros, y lo celebramos con signos que realzan la hermosura y la solemnidad de la liturgia, sin embargo, hoy la pandemia que paralizó al mundo, obligó además a suspender el modo de celebrar también la Semana Mayor de nuestra fe, y la comunidad diocesana se adaptó y acompaña, camina y vive junto al Señor, en estos días de la Pasión de la Muerte y la Resurrección.

Con la celebración de este Jueves Santo, en que Jesús junto a sus discípulos celebró la última cena e instituyó el sacerdocio y nos dejó el gran mandamiento del amor y el servicio a los hermanos y hermanas en el lavado de pies de los Doce, el mundo católico dio inicio a los días centrales de la Semana Santa, también llamado: Triduo Pascual.

Este día, de manera especial, el pan y el vino fueron los signos presentes en cada una de las eucaristías festejadas en los distintos decanatos, puesto que hoy los fieles hicieron memoria del momento en que Jesús instituyó el gran misterio de su Cuerpo y su Sangre, donde se quedó por siempre con su Pueblo Peregrino.

También este Jueves Santo, el obispo de Osorno, Jorge Concha Cayuqueo, saludó a los sacerdotes y les invitó a recordar lo que Jesús hizo con sus discípulos en la Última Cena: la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio. “El Pan y el Vino no fueron un recurso explicativo: “esto es mi Cuerpo … esta es mi Sangra” (Mt 26, 26.28); dice: “¡hagan esto en memoria mía!” (Lc 22,19; 1Cor 11,24.25); así lo entregó a los apóstoles”, señaló.

Agregó que la Eucaristía “Es el sacramento del amor extremo de Dios por los hombres en su querido Hijo, que ha venido para salvar y no para condenar (cfr. Jn. 3, 17). Esta acción redentora del Señor que continúa a través del tiempo es también acción de gracias universal al Padre”.

“El sacerdote humildemente actualiza el Sacrificio redentor del Cordero inmaculado y lo ofrece como acción de gracias agradable al Padre cada vez que celebra la Eucaristía. El sacerdote, siendo discípulo, ha sido llamado, también por sólo amor de Dios, para hacer posible este sacramento para servicio de la comunidad, incluido el sacerdote, y para servicio de todos y de todo”, añadió el pastor de Osorno.

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