Las distintas comunidades parroquiales de nuestra Iglesia local se prepararon durante el día con distintas invitaciones a la reflexión en el silencio del hogar, muchas de los cuales, a través del WhatsApp, recibieron la guía para dicho momento desde la iniciativa de su párroco o administrador parroquial.
Por la tarde, unido a través de las diversas plataformas digitales y algunas emisoras radiales, el mundo cristiano católico participó de la celebración Eucarística que se inició con la bendición del cirio pascual, dando paso al tradicional Pregón Pascual, y la Liturgia de la Palabra que, una vez leídas las lecturas del Antiguo Testamento, el repique de las campanas anunció la Resurrección del Señor.
El Señor Resucitó, ¡Aleluya, Aleluya!, cantó el pueblo peregrino que acompañó el momento con diversas expresiones en las plataformas digitales. La Misa de Gloria, presidida por el Obispo de Osorno en la Catedral San Mateo Apóstol, después de su homilía, bendijo el agua e invitó a los fieles a renovar las procesas bautismales.
En su mensaje el Pastor diocesano aseguró que “La Resurrección de Jesucristo alegra, renueva y llena de esperanza a los cristianos (…); la marca del bautismo que llevamos en nuestro cuerpo y en el corazón tiene su fundamento en la fe en Jesucristo muerto y resucitado. Por esto los signos y las expresiones: el fuego, la luz, el agua, el gloria, los aleluyas”.
“Es justo y es un deber celebrar el triunfo de Jesús sobre la muerte con alegría y al mismo tiempo con humildad. No dejemos de reconocer que somos pobres, y aunque no lo sepamos reconocer bien, ya por ignorancia, por autosuficiencia y orgullo, somos necesitados de amor, de vida y de libertad. De ahí que necesitamos estar dispuestos a nacer de nuevo, aunque seamos viejos como Nicodemo”.
También invitó a los fieles para que “esta Pascua de Resurrección, que celebramos de un modo tan particular, relacionémosla a la vida vivida, a lo que somos, tenemos y hacemos, evitando que sea superficial y exterior”, y aseveró que hacerla nuestra. “significa disponernos a que vayamos superando, cortando, rompiendo, desechando las barreras y ataduras de tantas expresiones de muerte en nuestras vidas”.
Enfatizó además que Jesucristo en el momento sublime de la Cruz “perdonó a todos los que le hicieron mal en grado extremo; no los juzgó, pudiéndolo hacer. Si nosotros juzgamos y no perdonamos ¿cómo vamos a celebrar? ¿Qué celebramos entonces?. La facilidad para descalificar y juzgar, la falta de perdón, entre nosotros los más cercanos y en nuestra cultura, son verdaderas ataduras del odio y de la muerte y son un permanente obstáculo para la reconciliación”.
Con su Resurrección Jesucristo desató los nudos del mal, aseguró el Obispo de Osorno y agregó que “cuando “resucitando restauró la vida”. Unidos a él, como los sarmientos a la vid, podemos vivir como personas nuevas, como hijos de Dios y hermanos y hermanas entre nosotros, y podemos hacer más visible su Reino que también es tarea nuestra. Celebremos muy unidos con el novio, el dueño de la fiesta que nos ha invitado, y que con alegría seamos sus testigos”.
También pidió que, en este tiempo con tanta adversidad, “tengan una buena Pascua de Resurrección en Familia, con vivo sentido de Iglesia y muy unidos a todos quienes lo están pasando especialmente mal”, e invitó a los fieles orar permanentemente unos por otros, a ser responsables y solidarios siempre. “¡Cristo Resucitado es nuestra luz, nuestra fuerza, nuestra sabiduría y nuestra esperanza!”, añadió.
“Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Aleluya, aleluya”, finalizó su mensaje monseñor Jorge.
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