Con este espacio de formación extra, enmarcada en la celebración del Mes de la Biblia, nos invita al encuentro con Dios, con Jesucristo en su Palabra, desde la dimensión de la reflexión espiritual: “El pozo de la oración, del discernimiento y la comunión”.

En esta instancia especial, que desarrolla el padre Pedro Kliegel Stiller, es una oportunidad en la cual “queremos iniciarnos en la lectura de este libro tan importante. ´La Palabra de Dios debe estar disponible en las manos de todos´, así nos dice el Concilio Vaticano II”, dijo el sacerdote diocesano al comenzar la introducción al tema.

“Sabemos que la Biblia nace desde la vida, no fue concebida desde el escritorio, y es importante porque en ella, yo me encuentro con la vida, y en mi vida diría, encuentro también algo de la Biblia”, agregó y explicó que con este motivo no se pretende descifrar la Sagrada Escritura “sino, queremos interpretar la vida, y esto es fundamental, porque en la vida misma se esconde el mensaje de Dios”.

Leer el Texto Sagrado, es un ejercicio de fe, aseguró el padre, porque “Tengo fe en alguien que me habla, no solamente Jesucristo, sino que en el primer Testamento me habla el Señor por medio del profeta y otros escritores de la Biblia”, por ello, agregó, necesito un ambiente de oración, “que no es piedad, sino disposición para escuchar la voz de Dios”.

En la oportunidad también entregó consejos prácticos para la lectura y motivó tres momentos para profundizar y optimizar esos espacios de encuentro con el Señor: Pretexto, Contexto y Texto, e invitó a siempre leer la Sagrada Escritura y “ojalá la lean en comunidad. En mi familia leemos la Biblia siempre los días domingo en conjunto, los otros días cada uno solo”.

Al finalizar la cápsula formativa, meditación de fe y vida, el padre dijo que ahora el Libro Sagrado, la Biblia, “esta riqueza, está en las manos de cada uno”.