En ambiente de alegría y encuentro, familiares, amigos y feligreses tomaron lugar en el templo para comenzar la solemne celebración de la Santa Misa en que los confirmandos, alumnos y apoderados del Colegio San José, después de meses de preparación, se comprometieron como testigos y misioneros del Señor.

En la oportunidad, luego de la Liturgia de la Palabra, el padre Juan Delau, Misionero del Verbo Divino y párroco de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, dio testimonio de la recta preparación de los jóvenes para recibir el Sacramento, ante monseñor Jorge Concha Cayuqueo.

Inmediatamente después, los neoconfirmados, junto a la asamblea presente renovaron sus promesas bautismales, después el obispo, junto al religioso, impuso las manos invocando al Espíritu Santo sobre los confirmandos.

Con gran solemnidad, uno a uno los jóvenes junto a su padrino o madrina se acercaron a monseñor Jorge, quien preguntó el nombre del ahijado o ahijada, y en señal de la cruz untó el Santo Crisma en su frente, y dijo a cada confirmando: “recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”, mientras la comunidad acompañó el momento con su oración silenciosa.

En su mensaje monseñor Jorge les habló de la importancia de la perseverancia en este compromiso que hacen con el Señor, y dijo que el Sacramento de la Confirmación es un hito en la vida de cada persona, como lo es el día del nacimiento, el matrimonio o la partida de un ser querido, “son acontecimientos importantes, no se olvidan, eso es un hito porque marcan la vida. También la Confirmación, hay un antes y un después de recibir este Sacramento, eso lo hace ser un hito en nuestra vida, porque es un compromiso profundo, muy significativo para quien lo recibe”.

“La Confirmación tiene que ver con una promesa que hizo Jesús. Él le prometió a sus discípulos, apóstoles, hombres y mujeres, que iba a venir el Espíritu Santo que no tuvieran miedo”, dijo el obispo, y explicó que esta promesa el Señor la hizo en un momento complicado, de temor porque el Hijo de Dios había anunciado su muerte, entonces la inseguridad era importante, “y Jesús prometió que el Espíritu vendría a ayudar, a consolar, a defender de las adversidades, a enseñar a develar la verdad toda sobre Él, y les traería los dones. Todo lo cual se concretó hermosamente en el día de Pentecostés”.

Queridos hermanos y hermanas, “cuando ustedes se confirman es un gran bien para ustedes personalmente, para la comunidad toda, para la Iglesia y también asumen un compromiso con el Señor; darlo a conocer, ser anunciadores, predicadores de Él, cada uno en su medida y según su condición de vida”, añadió.

Continuó y preguntó; “¿Cuál es la mejor manera de anunciar al Señor?”, y aseguró, “la más fácil y que está al alcance de todos y todas: cumpliendo el mandamiento del Amor, amando a Dios con todo tu corazón y por sobre todas las cosas, y amando a tu prójimo como a ti mismo”.